La cultura maker tiene el potencial de trastocar la educación tal como la conocemos.
En lugar de limitar la experiencia educativa a los libros y memorizar el contenido
de las lecciones para escribir pruebas, la cultura maker en la educación procura
involucrar a los estudiantes en actividades del mundo real.
El proceso permite a los estudiantes demostrar su comprensión a través de la construcción
de objetos concretos útiles y proporcionar explicaciones sobre lo que aprendieron.
Esto cambia los roles tanto de los profesores como de los estudiantes y pone el poder
de la creatividad en manos de los estudiantes. La cultura maker en la educación
proporciona a los estudiantes los medios de producción, la capacidad de aplicar
la teoría en proyectos concretos y la satisfacción de crear objetos que puedan
exhibir y que tengan propósitos definidos.